Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2020 más del 55% de la población mundial vivía en áreas urbanas; la misma fuente estima que esta cifra se verá incrementada hasta casi un 70% en el año 2050, un crecimiento que plantea desafíos significativos en términos de movilidad.
Pero no solo el aumento del número de personas que residen en las metrópolis va a condicionar la forma en que nos desplazamos. La revolución tecnológica y digital es otro de los desafíos a lo que hay que hacer frente, unido a la protección del medio ambiente y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
En este sentido, las administraciones públicas se cuestionan cuál es el rumbo a seguir para adaptar las ciudades a estos nuevos escenarios, desarrollando planes de movilidad que introducen nuevos vehículos menos contaminantes (eléctricos, híbridos o autónomos) y estableciendo plataformas de gestión integral del tráfico que potencian modelos alternativos.
El Ayuntamiento de Madrid ha sido pionero en este campo, aprobando en los últimos años de elementos fundamentales que han establecido el marco conductor de la ciudad de Madrid en este campo: la Estrategia de Movilidad Sostenible Madrid 360 y el Plan de Movilidad Sostenible. Ambos documentos, que evolucionan en función de las nuevas demandas que van surgiendo, son los hilos conductores que han tejido el marco de desarrollo de las nuevas actuaciones en la capital de España.
A través de tres ejes principales (Ciudad, Movilidad y Administración), este cuerpo normativo desarrolla unos objetivos estratégicos para transformar Madrid en una ciudad sostenible desde los puntos de vista ambiental, territorial, social y económico. Y de todo ello se hace eco la revista Carreteras en su edición nº 242, próxima a ver la luz.