Sabios, ilustres y comprometidos

Plumas ilustres, gestores cuya impronta quedó impresa en contenidos, tendencias, detalles…, expertos que volcaron su conocimiento en incontables páginas, mecenas que apostaron “caballo ganador”… Cada uno de ellos ha jugado un papel único en el largo recorrido que la revista Carreteras ha realizado. A todos ellos, el homenaje de quienes les hemos sucedido, por tanto aprendizaje, tanto conocimiento, tanto saber hacer, tanto de eso que ha convertido la revista Carreteras en un medio de comunicación técnico de prestigio en el campo de la tecnología viaria.

Sabios, ilustres y comprometidos con el progreso de las infraestructuras de carreteras.

MIGUEL MONTABES CALLE

La casualidad quiso que Miguel Montabes viviera en Estados Unidos en 1948, formándose en el Instituto Tecnológico de Texas y haciendo prácticas en empresas fabricantes de maquinaria. En agosto de aquel año, la American Road Builders Association, ARBA, celebró en Chicago su primer Congreso Mundial de Carreteras, y ningún ingeniero español consiguió visado para asistir. Montabes, que había sido nombrado miembro de honor de la División Panamericana de la ARBA, asistió a aquella trascendente reunión en calidad de representante español, con presencia en los actos oficiales programados.

En aquel escenario se creó la International Road Federation, IRF, y se nombró Presidente a Robert O. Swain, uno de los mejores amigos de Miguel Montabes. Además, se encomendó a los representantes nacionales allí presentes la constitución en cada país de la correspondiente asociación que se sumaría de inmediato, como miembro de pleno derecho, a la Federación Internacional.

Montabes cumplió con su encargo, y el 26 de abril de 1949 creó la Comisión de Trabajo que acabó nombrando a Marcelino Ahijón, Ingeniero Jefe de Conservación de Carreteras, Presidente de la nueva Asociación Española de la Carretera, y a Miguel Montabes, Secretario. En junio del mismo año harían un primer intento de editar la revista Carreteras, que no se consolidó hasta dos años después, “gracias al impuso del Presidente y al genio de Ángel del Campo”.

Miguel Montabes, quizá por la influencia norteamericana durante su estancia en Estados Unidos, tenía muy claro que la comunicación iba a ser una herramienta fundamental para que el proyecto asociativo que daba sus primeros pasos pudiera consolidarse. Carreteras fue la primera gran apuesta en este sentido, pero no la única. “En septiembre de 1952 contratamos la realización de una película de ancho comercial a la que llamamos Desde la cuneta; buscábamos dar seguridad al tráfico y se filmaron las escenas en las curvas de la carretera al Escorial. La filmó Acebal, contratándose con CINESA la distribución en toda España”, recordaba Montabes en un artículo que publicó en el libro conmemorativo del 50º Aniversario de la Asociación. A esta iniciativa se sumaría poco después un espacio de 10 minutos diarios, gratuito, en Radio Nacional de España: “Los diez minutos se hacían interminables y faltaba texto y experiencia en la mínima organización que por entonces tenía la Asociación Española de la Carretera”, aseguraba Miguel Montabes desde aquella misma tribuna.

Tiempos difíciles, como todos los comienzos, que este grupo de visionarios logró superar con éxito, siendo fiel testigo de todo ello la revista Carreteras.

ÁNGEL DEL CAMPO Y FRANCÉS

Con el apoyo incontestable de Marcelino Ahijón Godín, primer Presidente de la Asociación Española de la Carretera (diciembre de 1949 a mayo de 1959), a Ángel del Campo y Francés se le debe la fundación de la revista Carreteras, acometiendo su redacción, confección e ilustración en unos tiempos en los que sobraba el entusiasmo y escaseaba el dinero.

Pintor acuarelista, Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Profesor de Geometría en la Universidad Central, Secretario Técnico del Ministro de Obras Públicas y Secretario General del Consejo Superior de Transportes Terrestres, este Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos fue el artífice de una publicación que ha llegado lozana hasta el momento presente. “Me sirvió de evasión, trabajosa, nocturna y gratuita”, recordaba Ángel del Campo en 1999, con motivo del 50º Aniversario de la fundación de la AEC. “Las ilustraciones fotográficas, tanto para las portadas como para exaltar bellezas y aciertos, o denunciar errores o desafortunadas realizaciones, eran motivo de preocupación para cada mes poder cerrar y maquetar el número correspondiente”, rememoraba en aquel entonces.

Del Campo fue el ingeniero encargado de las obras del popularmente conocido “túnel de la risa”, en Madrid, “y a poco estuve de hundir La Cibeles”, decía con un sentido del humor que aplicó como pocos a los contenidos redaccionales y gráficos de las primeras ediciones de Carreteras.

MARCELINO AHIJÓN GODÍN (CANTONEIRO)

En el ecuador del siglo XX, cuando la Asociación Española de la Carretera era poco más que una ilusión, Miguel Montabes -ingeniero español formado en Estados Unidos que trajo el encargo de la Federación Internacional de Carreteras de crear en nuestro país una asociación nacional que agrupara al sector viario- propone como su Presidente al que era por entonces Ingeniero Jefe de Conservación de Carreteras del Ministerio de Obras Públicas, Marcelino Ahijón.

Montabes confió desde el principio en el enorme entusiasmo de Ahijón por la carretera y en su gran capacidad de trabajo. Cualidades todas ellas que se reflejaron durante los diez años en los que este Ingeniero llevó el timón de la AEC, logrando sacar a flote la entidad recién nacida y consolidarla como un referente para los profesionales del sector.

Ahijón guardaba un secreto, una vocación literaria inconfesa que desplegó, desde el anonimato, en la revista Carreteras. Mientras Ángel del Campo escribía los “Cuentos de la carretera”, que las páginas de la revista del mismo nombre recogerían durante años con notable éxito de público y crítica, y planificaba contenidos e imágenes cual editor profesional -a golpe de esfuerzo denodado-, Ahijón se transformaba en “Cantoneiro” o en “A D’oquin”, para observar los caminos “Desde la cuneta” y describirlos con sutil pluma: “Perfil perfecto, paseos acabados, una monada… como pudo apreciarse al recibir la obra, mereciendo el contratista los plácemes del receptor” (revista Carreteras, nº 8, diciembre 1952/enero 1953).

También en algún momento firmó con su nombre, siempre textos en los que la técnica se fusionaba con el arte, la arquitectura o la belleza de los paisajes.

ORESTES SERRANO LINUESA

2024, año en que la Asociación Española de la Carretera cumple sus 75 primeros años de frenética actividad creando, reforzando, ampliando y mejorando el tejido de la infraestructura que sigue dando soporte al desarrollo de España, a través del transporte de personas y mercancías, Orestes Serrano Linuesa (1924-2000), segundo Director de la revista Carreteras, hubiera cumplido 100 años.

Nacido en 1924, fue (“fraile antes que cocinero”) funcionario del Cuerpo Superior de Policía y de la Guardia Civil, pero sus inquietudes informativas y literarias le llevaron a complementar su formación como periodista en la Escuela Oficial de Periodismo, obteniendo posteriormente la licenciatura en Ciencias de la Información.

Durante su intensa actividad profesional, siempre estuvo muy vinculado a la promoción y difusión de la educación, formación y seguridad vial a través del Gabinete de Divulgación y Prensa de la Dirección General de Tráfico desde sus inicios en 1959.

Pionero también de la prensa económica española, Orestes Serrano fue Director de Desarrollo, el primer semanario especializado en España que, como referente, utilizó el papel salmón y un formato similar al Financial Times, entre 1969 y 1974.

Precisamente es en esta época cuando también fue director de la revista Carreteras, entre 1969 y 1974, período en el que se reforzaron los contenidos más útiles para los usuarios de la carretera: los conductores.

Junto a la información de carácter eminentemente técnico que, lógicamente, demandaba la revista como órgano de difusión de la AEC, Carreteras también se hacía eco del desarrollo económico y social que España vivía en aquellas décadas. Un país lanzado al futuro en el que no sobraban los coches, sino que faltaban más carreteras para facilitar la movilidad… como reflejaba el humorista gráfico Máximo en el número de diciembre de 1971.

En palabras del entonces Presidente de la Asociación Española de la Carretera, Juan de Arespacochaga, “un país tiene el desarrollo que alcanzan sus carreteras”. Es la infraestructura de las infraestructuras de un país.

Orestes Serrano supo aunar las inquietudes de Juan de Arespacochaga y de José Luis Torroba Llorente, primer Director General de la entonces Jefatura Central de Tráfico desde 1959 hasta su fallecimiento en octubre de 1971.

De aquella simbiosis y como complemento de las Medallas de Honor de la AEC, la Jefatura Central de Tráfico convocó las Medallas para aquellos conductores, transportistas, sanitarios, ciudadanos y agentes de la Guardia Civil que se hubieran distinguido por acciones meritorias realizadas en las carreteras españolas.

En la revista Carreteras de aquellos primeros años 70 encontramos abundante información de tráfico y seguridad vial en diferentes países, campañas orientadas al peatón, al conductor, al respeto por los trabajadores en las vías urbanas e interurbanas, incluyendo por ejemplo, artículos de Carlos Muñoz-Repiso y Vaca, que sucedería en la Dirección General de Tráfico a José Luis Torroba a su fallecimiento, y de los coroneles jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, Ángel Ruiz Ayucar y Antonio Laso Arroyo.

La carretera, el vehículo y el conductor como protagonistas del progreso de la sociedad necesitaban que estos tres pilares fueran seguros. Secciones de motor, automoción, conductor, viajes y turismo con detalle de rutas, hostelería y gastronomía, convivían con los nuevos proyectos y ejecuciones de carreteras y autopistas, con un complemento abundante de consejos de seguridad vial, señalización, legislación, primeros auxilios y mantenimiento del vehículo.

Ya mediada la década de los 80 del pasado siglo se fraguó, en el propio seno de la DGT, la Revista Tráfico y Seguridad Vial, dirigida exitosamente hasta su jubilación por Jesús Soria. Probablemente, este medio de referencia en la seguridad vial tuvo ya algún primer intento cuando Orestes Serrano colaboraba en la revista Trafico Mundial, en los años en que se gestaba el nacimiento de la Jefatura Central de Tráfico (actual DGT) y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, y que de algún modo maduró en la AEC a través de la revista Carreteras.

EDUARDO BARRENECHEA SÁNCHEZ

Nacido en Santander, Eduardo Barrenechea Sánchez fue uno de los periodistas más destacados en los años de la transición democrática española. Su paso por la revista Carreteras fue fugaz, dirigiendo tan solo un número en 1975.

Barrenechea inició su carrera en El Alcázar, desde donde pasó al diario Informaciones de Madrid, un vespertino editado entre 1922 y 1983 del que fue, durante nueve años, redactor-jefe.

Viajero incansable, retrató la realidad española en reportajes con un claro tono de denuncia. En esta línea, en 1973, junto al también periodista Luis Carandell, Barrenechea inicia un largo recorrido por las sierras andaluzas. Del viaje surge ‘La Andalucía de la sierra’, un reportaje que se convirtió en una crónica del subdesarrollo de los pueblos de esta región. El texto se publicó en la colección Los suplementos de la editorial Cuadernos para el Diálogo, en la que trabajaría poco tiempo más tarde.

A mediados de 1973, siendo parte de la redacción de Informaciones, cofundó la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) junto a otros grandes profesionales como Ignacio Alonso-Villalobos (Diario YA), Luis Ignacio Parada (ABC) o Javier Belderrain (Actualidad Económica).

En 1974, aún en el diario Informaciones, el equipo Barrenechea-Carandell vuelve a ofrecer una lección de periodismo comprometido dando a conocer en España el golpe de estado que estaba teniendo lugar en el vecino Portugal. El reportaje sobre el conocido como 25 de Abril o Revolución de los Claveles, que puso fin a la dictadura de Salazar, fue uno de los grandes trabajos de su carrera.

En enero de 1975 dirige un número de la revista Carreteras. Aunque su paso por esta redacción fue breve, la edición supuso un antes y un después para la cabecera de la Asociación Española de la Carretera. Con el lanzamiento de este número 0 dirigido por Eduardo Barrenechea se abre una nueva época para la publicación, que deja para su hermana, Carreteras y Autopistas, el carácter técnico y se convierte en una revista para todos los públicos al estilo de los semanarios de la época, con famosos y famosas ocupando las portadas y el interior.

En 1976 es nombrado subdirector de Cuadernos para el Dialogo, publicación dirigida desde ese año por Pedro Altares y que, tras muchas vicisitudes y cambios de línea editorial, desaparece tan solo dos años después, en julio de 1978.

A los pocos meses, en septiembre de ese año, entra como Director Adjunto en Cinco Días, donde se le valora como especialista en temas de política y de socio-economía regional.

Eduardo Barrenechea, que había nacido en 1937 y falleció en 1994, será recordado por toda una generación de periodistas, la que surgió a raíz de la Transición, por su integridad profesional y su compromiso social.

LAMBERTO DE LOS SANTOS JALÓN

Nació en Burgos en enero de 1908 y falleció en Madrid en abril de 1992.

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, ostentó la jefatura del Sindicato Nacional de la Construcción entre 1943 y 1946.

Entre los años 50 y los 70, Lamberto de los Santos Jalón publicó un significativo número de artículos en las páginas de la revista Carreteras, con títulos como “Algunas ideas sobre circulación y urbanismo”, “Es indispensable una transformación de nuestra red viaria”, “Orientación sobre Técnica de Circulación Vial”. “La abundancia de motocicletas y su influencia en la circulación por carretera”, “Establecimientos y apartamientos” o “Hacia un nivel más alto en la conservación de carreteras”, entre muchos otros.

Sus reflexiones arrojaban luz sobre problemas que, en aquellos años, estaban aún lejos de ser considerados como prioritarios en el ámbito de la política viaria de la época: La importancia de las carreteras para el desarrollo y el progreso del país, la accidentalidad entendida como una lacra frente a la que es posible actuar de forma eficiente o el hecho de que la conservación y el mantenimiento de las infraestructuras deben ocupar una posición preferente entre las preocupaciones de los gestores viarios son algunas de las cuestiones sobre las que este Ingeniero llamó la atención en unos tiempos en los que aún quedaba mucho para poder afirmar que el acceso a la movilidad motorizada estaba generalizado en España.

De los Santos Jalón proyectó el acceso a la Ciudad Universitaria de Madrid por la Avenida Puerta de Hierro, un proyecto del que también habló en las páginas de Carreteras.

Y fue un adelantado a su tiempo, estudioso de temas que hoy copan la actualidad del sector viario, como los sistemas para ahorrar energía en carreteras y en el transporte por carretera.

FLORENTINO PÉREZ RODRÍGUEZ

Era junio. Un día 13. Corría el año 1973 y presidía la Asociación Española de la Carretera Juan de Arespacochaga y Felipe, quien poco tiempo después sería nombrado Alcalde de Madrid. El escenario, sobrio. Una sala del tamaño justo. Una mesa engalanada con un mantel de fieltro de color oscuro. Cortinas cubriendo un gran ventanal por el que se filtraba una luz intensa… Y allí estaba Florentino Pérez Rodríguez, un joven de 26 años que iba a ser nombrado Director General de la Asociación Española de la Carretera.

Eran las ocho de la tarde. La reunión del Consejo Directivo de la Asociación Española de la Carretera se celebraba en su sede, en la tercera planta del número 57 de la madrileña calle de Serrano. Y a las once de la noche, audiencia, en su residencia privada, con el entonces Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón.

“Soy un enamorado de la carretera”, le dijo a la comitiva viaria el hoy Rey Emérito, instando a colaborar al progreso de España en “el más absoluto convencimiento de que la transformación del país pasaba por hacer la revolución” en sus infraestructuras. Y la Asociación Española de la Carretera hizo suyo aquel encargo principesco.

Florentino Pérez solo necesitó el poco más de año y medio durante el que dirigió la AEC y su revista, Carreteras, para enamorarse de ellas, de su versatilidad, de su capacidad infinita de acercar territorios, de la belleza de sus trazados, de su funcionalidad… Y, sobre todo, para darse cuenta de que el rol de la AEC debía ser un rol eminentemente técnico, sirviendo a la promoción de la tecnología viaria en España y valiéndose para ello de la revista, a la que imprimió un mayor perfil tecnológico.

JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ SUÁREZ

José Luis Gutiérrez Suárez (1943-2012) es uno de los periodistas y escritores de mayor relieve de la transición política española. Nacido en Busdongo (León), era el hijo mayor de una familia humilde y numerosa. El prematuro fallecimiento de su padre lo convirtió en cabeza de familia con apenas 15 años.

La falta de recursos en el hogar le hicieron abandonar los estudios, que más tarde retomó compaginándolos siempre con el trabajo. Fue al finalizar el servicio militar cuando decidió cursar el preuniversitario, matriculándose a continuación en Filosofía y Ciencias Políticas. Sin embargo, abandonó pronto estas carreras para ingresar en Periodismo.

A partir de 1968, cuando apenas había empezado estos estudios, entró a colaborar en diversas publicaciones, entre ellas, la ya desaparecida Revista SP, un semanario con el que viajaría a México como corresponsal y responsable de su edición para Iberoamérica.

A su regreso, tras unos meses en la Agencia EFE, participó en la fundación, junto con Juan Luis Cebrián, de la revista Gentleman, una publicación mensual crítica con el régimen de Franco, de la que fue director en 1973 y 1974.

En febrero de 1975 toma el relevo de Eduardo Barrenechea al frente de la revista Carreteras, siendo su responsable máximo hasta junio de 1976. Son años en los que esta cabecera presenta unas llamativas portadas a todo color con personajes de la farándula y titulares provocativos y sensacionalistas -Mujer: ¿Falda o pantalón al volante?, A multazo limpio…- que no solo intentan ganarse a un público amplio, sino que son, a la vez, el reflejo de la evolución social que vivía el país en esos años.

Muy revelador de este espíritu es, sin duda, el texto de presentación del primer número que dirige José Luis Gutiérrez: “En España hay seis millones de personas legalmente capaces de manejar esa inefable maquinita llamada automóvil. Una multitud, oiga. También hay 300.000 kilómetros de carreteras y siete millones de vehículos. Y para hablar de los qués, cómos, cuándos, dóndes y porqués de ese curioso «menage a trois» que forman los tres elementos -hombre, carretera, automóvil- nace nuestra revista. Pase usted la página a ver qué le parece”.

Desde mayo de 1975, compagina la dirección de Carreteras con sus colaboraciones en Cambio 16, revista en la que, a lo largo de cinco años, fue jefe de sección, redactor-jefe y subdirector, hasta que, en mayo de 1980, lo reclutan para Diario 16 como director adjunto a las órdenes de Pedro J. Ramírez. En 1992, la salida de Pedro J. Ramírez le lleva a la dirección del rotativo.

Además de pionero del periodismo de investigación, de las tertulias radiofónicas y del periodismo electrónico, Gutiérrez ha sido reportero, investigador, corresponsal, enviado especial, columnista, editorialista, articulista y director de diversas publicaciones. Por su trayectoria, ha recibido diversos galardones como el Premio Luca de Tena, el Premio León Felipe o el Premio Internacional de Periodismo Sebetia-Ter.

CARLOS ARREO ESPERÓN

Carlos Arreo Esperón, Doctor Ingeniero Industrial, técnico de Publicidad, licenciado en Gestión Comercial y Marketing, fue el fundador de la primera agencia de publicidad especializada en tecnología industrial que hubo en España.

Su prestigio en este campo fue creciendo rápidamente. Se solicitaba su opinión en foros variados y fue llamado a pronunciar numerosas conferencias a lo largo y ancho de la geografía española.

Gracias a esta faceta, Carlos Arreo desembarca en la revista Carreteras. Su primera aparición en el staff como responsable de publicidad data de enero de 1974.

Por entonces, y desde el año anterior, era Director General la Asociación Española de la Carretera (AEC) un jovencísimo Florentino Pérez, que a los pocos meses le nombró Director Comercial.

Entre ambos concibieron y dieron a luz la revista Carretas y Autopistas, cabecera técnica de la AEC que Carlos Arreo dirigió desde septiembre de 1976 hasta marzo de 1977.

Muchos años después de la aventura carreteril, en 2001, Carlos Arreo es llamado para dirigir otra revista, la del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, al frente de la cual estuvo hasta junio de 2013.

Desde este puesto, además, coordinó la transformación del antiguo boletín de la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid en revista monográfica, que dirigió también hasta 2013.

Publicó además dos interesantes libros en los que quedó plasmada su polifacética personalidad: Versos Locos (2014) y El Diábolo (2015).

Falleció en septiembre de 2022.

FERNANDO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Fernando Fernández González nació en 1949, cuando un grupo de visionarios daba carta de naturaleza a la entidad a la que, casi tres décadas después, ligaría 13 años de su vida. “Por Joaquín Palencia, Catedrático en la Escuela de Caminos de Madrid, supe que Florentino Pérez había dejado vacante la Dirección General de la Asociación Española de la Carretera. Me presenté y Pedro García Ormaechea, que había sucedido a Juan de Arespacochaga al frente de la Presidencia de la Asociación, me contrató. Por desgracia, fallecería pocos días después.”

Coleccionista de trenes eléctricos –“Tengo más de 1.000 locomotoras en mi casa, en una maqueta de 82 m2 controlada por ordenador”-, impartió clases en el Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid durante 12 años, las asignaturas de dibujo y descriptiva.

En una entrevista publicada en el Especial 70 Años de Carreteras, Fernando Fernández rememora una metedura de pata estando él al frente del a revista que no ha sido capaz de olvidar:

“Publicamos en la revista Carreteras un cómic que ponía en cuestión la honestidad de un ministro de la época. Fue un error de filtro, por no revisar las galeradas de la revista. Un error grave que, por fortuna, no fue a mayores y pronto cayó en el olvido.”

Su etapa como Director de la revista fue compleja. “La marcha de Arespacochaga resultó un varapalo. Hubo que cerrar la revista y la AEC pasó por un momento muy difícil”. Pero aquel tiempo oscuro se superó felizmente y, a su marcha, la Asociación y la revista habían logrado recuperar la relevancia en el conjunto del sector y en la sociedad: «El día en que, con un almuerzo, todos reunidos nos despedíamos, cercano ya el momento de mi salida de la casa, mi equipo me regaló un reloj. En su dorso, grabada, sólo había una palabra: «acuérdate». Dios sabe que a lo largo de estos años he cumplido este mandato para con ellos».

Extracto del artículo titulado “Aquellos felices años…”, que Fernando Fernández González publicó en el volumen conmemorativo del 50º Aniversario de la Asociación Española de la Carretera (1999).

JOSÉ ANTONIO ARTERO ROMERO

Periodista, toledano, de verbo imparable e impecable, y de irónica y cuidada pluma. Son tantas las cualidades que definen a José Antonio Artero Romero que rellenaríamos una web entera con ellas, pero nos quedamos con éstas, porque son las que a él más le gusta referir cuando, en alguna ocasión que así se le ha pedido, nos ha hablado de su persona.

Otro periodista que militó en Carreteras, Primitivo Fajardo, confirma el aserto anterior: «Artero es un conversador agudo, desenfadado y divertidísimo, con una memoria de proboscídeo. Fue quien me inoculó en venas y arterias el dulce veneno del periodismo cuando él era un reputado informador y yo todavía un meritorio imberbe. Es un periodista-escuela, de los que enseñaba sobre la marcha, en la calle, corriendo delante de la policía, bajo los botes de humo y frente a las mangueras, y luego en la redacción mojando la pluma en la sangre de su aorta. Impartía clases magistrales solo con su ejemplo. Era y sigue siendo un maestro, un periodista de raza, un purasangre de la prosa, un versátil todoterreno de la comunicación y una de las mejores personas que he conocido».

José Antonio Artero formó parte de la redacción de la revista Carreteras cuando la publicación se vendía en los kioscos, cual medio de comunicación de masas, estando la sede de la Asociación Española de la Carretera en el número 57 de la madrileña calle de Serrano. Luego se marcharía al diario El Imparcial y regresaría cuando la AEC ya se ubicaba en el 12 de la calle Orense, de donde trasladó su sede a la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

«Dejé la casa por otros menesteres profesionales –afirma Artero– y, tras el cierre del diario El Imparcial, una tarde pasé por la AEC “por si sabían de algo”, más bien pensando en un posible puesto en el gabinete de prensa de alguna empresa, y me encontré con que la Asociación había decidido comenzar una campaña pública para instar a que se aumentasen las dotaciones presupuestarias para conservación, y que para ello hacía falta un periodista y ese fui yo».

Artero combinó durante 13 años la Dirección de Comunicación de la AEC con la coordinación de la revista, que, a partir de 1984, incorporaría la figura del Director Técnico para supervisar con los debidos criterios unos contenidos altamente especializados y vinculados a la investigación y la tecnología de carreteras. José Antonio Artero fue durante un año, en 1989, Director General de la Asociación. Es el único caso registrado en la historia de los 75 años de la AEC que el Director General no ha sido ingeniero de caminos.

JOSÉ RAMÓN GARCÍA INTXORBE

En diciembre de 1977, cuando la democracia y la Constitución se hacen realidad en España, José Ramón García Intxorbe accede a la dirección de la revista Carreteras.

El hecho más relevante de su gestión en el ámbito editorial fue la salida de la revista al mercado latinoamericano. En un editorial publicado en enero de 1978, titulado “Las razones de un nuevo esfuerzo”, la dirección, con García Intxorbe al frente, exponía el porqué de esta decisión.

La aventura internacional de Carreteras había de servir de “lazo informativo entre una Europa experimentada e industrial y la pujanza del joven continente americano con inmensas posibilidades aún por desarrollar”.

Así pues, desde comienzos de 1978, llegaría “mensualmente a los lectores latinoamericanos con sus habituales análisis comparativos, pruebas de vehículos y noticias del mundo”.

Por aquel entonces, la revista presumía de ser una de las pocas capaces de acometer tal empresa: con un promedio de 29 años de edad, el equipo de Carreteras reunía juventud y experiencia, y había conseguido un constante incremento de su tirada.

Pero no fue esa la única novedad que impulsó la dirección. En el número de febrero de 1978, el editorial vuelve a estar dedicado a dar a conocer los cambios que se avecinan.

García Intxorbe pone en marcha un concepto de publicación del motor totalmente distinto a lo que había hasta entonces, “más adecuado a los tiempos que corren y a las necesidades concretas de cada usuario”. Carreteras “deja de ser simplemente una revista para ser algo más: un conjunto que pueda facilitar el sinnúmero de actividades que cada ciudadano debe realizar alrededor del automóvil o la moto”.

En este sentido, la nueva revista incluiría: un suplemento mensual sobre temas de interés de los lectores, una Guía de carreteras, un servicio de consulta telefónica, información de fin de semana, jornadas coloquio con expertos del sector cuyas conclusiones se plasmaban en un “Dossier Carreteras” que se enviaba a la prensa y la llamada Operación retorno.

Esta última sección tenía realmente interés. Cada domingo, entre las siete y las ocho de la tarde, Carreteras se convertía en una publicación activa para leer y escuchar. A través de las ondas de Radio Popular de Madrid y con la narración del redactor José Felipe Alonso y Fernández-Checa, a las órdenes del entonces Redactor Jefe de la revista, José Antonio Artero, el equipo de la cabecera retransmitía las últimas noticias del automóvil, consejos prácticos, el cotilleo deportivo… acompañando así en su vuelta de fin de semana a los viajeros.

En conjunto, una visión muy actual de los medios de comunicación cuyos orígenes pueden situarse bajo la batuta de José Luis Gutiérrez.

JULIO SAINZ DE LA MAZA

Julio Sainz de la Maza sustituyó en el cargo a José Ramón García Intxorbe, que había llevado las riendas de la revista durante los seis meses anteriores a su llegada. Sainz de la Maza dirigió tres ediciones de Carreteras: el último número de 1978 y los dos primeros del año siguiente.

En estas publicaciones, siguió la estela marcada por sus antecesores, que en 1975 habían convertido la cabecera de la Asociación Española de la Carretera en una revista del motor. Las secciones que aparecen son muy descriptivas: Pruebas, Taller, Análisis, Deporte, Motos, Karting…

No obstante, desde hacía algunos años se había prescindido de las portadas sensacionalistas, tanto en los titulares como en las fotografías, y el nuevo director mantuvo esa línea más sobria y práctica, apegada al coche, a su funcionamiento, estética y prestaciones.

Los grandes premios de Fórmula 1 y de motociclismo estaban muy presentes en las páginas de la revista en estos últimos años de la década de los 70. A ellos se dedicaban extensos reportajes en los que se diseccionaban las carreras, ilustradas con profusión de fotos.

También había espacio, aunque aún de manera limitada, para la seguridad vial y los nuevos modos de movilidad, como la bicicleta.

El último número que dirige Julio Sainz de la Maza incluye una entrevista con Pedro González-Haba, por entonces Director General de Transportes Terrestres del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU). Curiosamente, en la entrevista se habla de las desigualdades entre ferrocarril y carretera, la falta de conservación de las infraestructuras viarias, el precio del diésel o la seguridad de las rutas escolares. Temas todos ellos que siguen, medio siglo después, muy presentes en el sector y en la sociedad en general.

PRIMITIVO FAJARDO BERRUGA

Era un muchacho cuando se incorporó como «botones» –los mensajeros estaban aún por inventar– a la Asociación Española de la Carretera, siendo Director General Florentino Pérez, que contaba 28 años. Fue en septiembre de 1975 y agonizaban el régimen franquista y el propio general Franco, quien fallecería dos meses después.

Para que ejerciera con prestancia su función de recadero en la redacción de la nueva revista «Carreteras», de venta en kioscos, el director de la misma, José Luis Gutiérrez, intercambió con el fabricante Vespa (hoy, Piaggio) una página de publicidad por un Vespino GL y se lo entregó solemnemente para que tirara millas de la ceca a la meca llevando y trayendo mensajes como un postmoderno Miguel Strogoff. Cuando el «Guti», que era un motorista avezado, vio el celo casi suicida con que ejecutaba las misiones encomendadas, le hizo rey coronándole la molondra con un casco de plástico que imitaba al de las tres rayas del campeón de motociclismo Ángel Nieto.

Por su parte, el Redactor Jefe, José Antonio Artero, con su mejor voluntad, le encomendó fiscalizar el archivo documental de la revista y le publicó algunos chistes y fotografías. Sin saberlo, estaba condenando al muchacho para siempre, pues el cuerno del periodismo le había entrado por la femoral de la pasión.

Se fue al servicio militar en enero del 78 y cuando regresó, veinte meses después, no quedaba en la AEC ni el gato, tan sólo el Director General, Fernando Fernández, una secretaria, Encarna Arroyo, y la mujer de la limpieza, Esperanza Berruga, madre del muchacho y quien le había postulado cuando en el 75 solicitaron un correveidile a medio hervir para la revista. La crisis había dañado a las empresas del sector y las cuotas de los asociados, más las escasas ayudas de la Administración, resultaron insuficientes para mantener el tipo y la estructura de personal y medios que tuvo la casa hasta entonces.

Como la Asociación debía seguir adelante y «Carreteras» era fundamental como órgano de difusión, cuando el muchacho iba a incorporarse tras la «mili», en septiembre de 1979, el director general le preguntó si se sentía capaz de sacar adelante él solo la revista. Como el muchacho percibió la trampa para osos y que la alternativa era irse a escaldar cebollinos al INEM, le dijo que sí, claro, y acto seguido salió pitando a estudiar en el turno de noche de la Facultad de Ciencias de la Información. Sacó adelante como pudo, sin apenas medios y con mucha ilusión una revista manifiestamente mejorable.

Por encima de los momentos difíciles, aquel muchacho se lo pasó tan bien en la AEC, aprendió tanto, conoció a tantísima gente interesante y guarda tantas anécdotas que, todavía hoy, 35 años después, se le ilumina la mirada, se le espabila la nostalgia, se le hace miel el corazón y se clava de hinojos con los brazos en cruz cuando alguien le nombra a la Asociación Española de la Carretera.

JUAN ANTONIO FERNÁNDEZ DEL CAMPO CUEVAS

Nacido en León en 1936, el Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Juan Antonio Fernández del Campo y Cuevas fue un dinámico profesional que dedicó toda su vida a la mejora de las infraestructuras viarias dentro y fuera de España, sobre todo, en Latinoamérica.

Abordó su actividad desde una amplia perspectiva, combinando con rigor sus condiciones de empresario y docente, y desarrollando también una prolija labor fundacional en el campo de la investigación aplicada.

Fue profesor en universidades de varias ciudades españolas, como Madrid, Burgos y Santander.

Formó parte del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) entre 1962 y 1970, y fue Presidente de Productos Bituminosos, S.A. (Probisa) entre 1970 y 1995.

A Juan Antonio Fernández del Campo le entusiasmaba escribir. De hecho, publicó varios libros, algunos sobre tecnología de la pavimentación viaria -que se han convertido en manuales de lectura obligada para quienes quieren dedicarse profesionalmente a este campo-, pero también otros más personales, en los que demostró con creces su capacidad para la Literatura. A esta pasión, que no dudaba en mostrar cuando la ocasión se prestaba a ello, se unía su interés por los medios de comunicación y la actualidad. La combinación de una y otra hacían de Fernández del Campo un hombre que creía en la difusión del conocimiento y su globalización en unos años en los que la industria de la carretera no se caracterizaba, precisamente, por su carácter aperturista.

En 1982, a propuesta suya, la revista Carreteras crea el Consejo de Redacción, un órgano consultivo en el que están representados los distintos actores del sector viario, con el fin de asesorar al equipo de redacción en la publicación en artículos e informaciones de carácter técnico. Juan Antonio Fernández del Campo presidió este primer Consejo durante una década, hasta 1992, poco después de ser nombrado Presidente de la propia Asociación. Fueron los años “de lo negro”, llamados así porque las páginas de la revista se convirtieron en uno de los canales más importantes del momento para la divulgación de la tecnología española de pavimentación asfáltica.

La apuesta de Fernández del Campo por Carreteras fue total, dado que su empresa, Probisa, se convirtió en anunciante principal de la revista. El Presidente del Consejo de Redacción logró, además, su autofinanciación, externalizando todo el procedo de edición y producción, así como su comercialización, de tal manera que para la AEC la revista dejara de ser una pesada carga en su cuenta de resultados.

Así, de la mano de Juan Antonio Fernández del Campo, la empresa Comunicación & Diseño se convirtió en la gestora de la cabecera técnica de la Asociación, una gestión de lo más exitosa que se mantiene en el momento actual.

AURELIO RUIZ RUBIO

Aurelio Ruiz, uno de los exponentes de la técnica viaria española en el ámbito nacional e internacional, fue el primer Director Técnico de la revista Carreteras.

En 1984, dos años después de que la publicación iniciara una nueva etapa tras la desaparición de su edición más comercial -de venta en quioscos-, así como de Carreteras y Autopistas, que hizo las veces de revista técnica mientras la temática del “motor” llenaba las páginas  de la cabecera original, los órganos de Gobierno de la Asociación Española de la Carretera decidieron reforzar el carácter científico de la revista incorporando la figura del Director Técnico, encargado de revisar, comentar y aprobar los artículos que se recibían para ser recogidos en la nueva Carreteras.

Durante la etapa de Aurelio Ruiz al frente de la dirección técnica de Carreteras, que se extendió entre 1984 y 1987, se publicaron muchos artículos relacionados con los firmes: mezclas bituminosas, ligantes y emulsiones, fílleres, pavimentos de hormigón… Pero también con geotecnia, financiación, planificación, la integración de España en las Comunidades Europeas, autopistas e informática aplicada a trazados y proyectos. Todos ellos de un elevado nivel técnico.

En aquellos años, Ruiz formaba parte de la plantilla del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), un organismo autónomo adscrito orgánicamente al Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, que marcaría su trayectoria profesional, ya que formó parte de él 25 años. En ese tiempo, fue escalando puestos, desde el Gabinete de Formación y Documentación como Ingeniero contratado administrativo hasta llegar a ser Director del Centro de Estudios del Transporte, una de las unidades técnicas que conforman el CEDEX.

En 2006, abandona este organismo para convertirse en Director del Instituto Técnico de la Vialidad y del Transporte (Intevía), y en 2011 es nombrado Director del Ciesm-Intevía, una ingeniería orientada a la infraestructura civil integrada en el Grupo Elsamex. En este centro llegó a ocupar el cargo de Vicepresidente.

Sus investigaciones, desarrolladas durante más de 30 años de actividad profesional, han sido de gran relevancia para el sector. Entre ellas, cabe citar el conocido Manual de empleo del caucho, del CEDEX, que dio lugar al uso intensivo de neumáticos reciclados en España. O las recomendaciones de diseño para obras de carreteras de varias comunidades autónomas.

Mención aparte merece su faceta como conferenciante, por su capacidad para impartir ponencias muy conceptuales, cargadas de consideraciones estructurales, y al mismo tiempo hacerlo con sencillez y sentido del humor.

Aurelio Ruiz también dedicó parte de su tiempo a la docencia. Fue profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, y del Instituto Superior de Ingeniería del Transporte en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

Su relación con la AEC fue siempre muy cercana, no solo por haber sido durante tres años Director Técnico de la revista, sino por su participación en muchos de los congresos, simposios y jornadas organizados por la Asociación.

CARLOS JOFRÉ IBÁÑEZ

Apasionado de la profesión y gran divulgador, Carlos Jofre Ibáñez (1947-2020) nació en Badalona y tuvo una infancia y una juventud en continuo periplo por diversas ciudades de España y del extranjero debido al trabajo de su padre. Algo que, sin duda, le dotó de ese gran bagaje cultural que luego reflejaría tanto en su apasionada forma de ejercer la profesión como en su gran capacidad de comunicación y transmisión del conocimiento. Las personas más cercanas destacan de él su gran humanidad y el hecho de haber sido un hombre que “ha dejado huella”.

Este técnico brillante, con amplísimos conocimientos en aplicaciones del cemento y el hormigón en infraestructuras viarias, fue Director Técnico del IECA (Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones) durante más de 25 años. Previamente, entre 1972 y 1986, había desarrollado su labor profesional en el Instituto Eduardo Torroja, donde lideró numerosos proyectos de investigación, así como el laboratorio de hormigones y materiales tratados con cemento. Además de la importante labor investigadora y de divulgación, a lo largo de toda su carrera Carlos participó en la elaboración de normativa técnica, tanto a nivel nacional como internacional, así como en un buen número de proyectos y obras, tanto en España como en el extranjero. Participó también con impulso decidido durante muchos años en numerosos organismos vinculados a la carretera, como la Asociación Mundial de la Carretera (PIARC), la Asociación Europea de Pavimentos de Hormigón (EUPAVE), la Federación Interamericana de Productores de Cemento (FICEM), o el Comité Técnico AFH50 “Concrete Pavement Construction”, del Transportation Research Board de Estados Unidos, entre otros. En 2021 fue nombrado, a título póstumo, miembro honorario de la International Society for Concrete Pavements (ISCP), siendo uno de los dos únicos españoles que poseen esta alta distinción.

Jofré fue autor de numerosas publicaciones y artículos técnicos, en español e inglés. Estuvo vinculado a la AEC como una de las plumas más prolijas de la revista Carreteras, para la que escribió más de una decena de artículos entre 1990 y 2014. Suyos son títulos como: «Experiencia nacional e internacional sobre el hormigón compactado», «Reciclado con cementos de firmes existentes» y «Experiencias recientes con pavimentos de hormigón armado continuo».

Carlos Jofré recibió la Medalla de Honor de la Asociación Española de la Carretera con Mención Especial en 2010.

JAIME GORDILLO GRACIA

Discreto y concienzudo hasta en lo más pequeño, Jaime Gordillo sorprende por su gran sentido del humor. Un humor que salpica su conversación vestida de seriedad, y que solo al final queda al descubierto provocando la risa de los que le escuchan. Como cuando explica su viaje de trabajo a Colombia en los años 80, y cómo, en la celebración de una corrida de toros, se hizo pasar por apoderado taurino para no esperar su turno en la larga cola y, de paso, ahorrarse un dinerillo…

Así es Jaime Gordillo, pacense de Puebla de la Calzada, ahora ya retirado de la actividad profesional y dedicado a ser abuelo. ¡Y eso sí que es complicado!

Tampoco tuvo que ser para él nada fácil aquella primera reunión del Consejo de Redacción un mes de noviembre de 1992 tras su nombramiento como Presidente. Recuerda los antecedentes: cómo le propuso para el cargo Juan Antonio Fernández del Campo, su predecesor al frente del Consejo, y cómo Aniceto Zaragoza, por entonces Director de la revista, le dio el último empujón para que aceptara.

“La idea era hacer de Carreteras el más importante medio de comunicación en lengua española para la transmisión de conocimientos, experiencias e innovaciones técnicas viarias, no solo en sus aspectos constructivos, firmes o materiales, sino también en temas ligados a la financiación, seguridad vial o medio ambiente; así como intentar extender la difusión de la publicación a otros países, especialmente a Iberoamérica”.

Con estas palabras recordaba Jaime Gordillo cuáles fueron sus objetivos al frente de la revista en una entrevista que fue publicada en el nº 200 de la revista Carreteras. Una línea de trabajo que mantuvo casi 15 años, compaginando la Presidencia del Consejo de Redacción de Carreteras con la dirección del Centro de Investigación Elpidio Sánchez Marcos (CIESM):

“La esencia de Carreteras reside en su contenido técnico y en su vocación innovadora. En una época como la que me tocó presidir el Consejo, con un desarrollo económico importante y una elevada inversión viaria que permitieron ejecutar numerosas e importantes obras viales, lo más fácil, e incluso lo más rentable, habría sido basar el contenido en la descripción de esas obras. Sin embargo, la revista apostó por seguir publicando otro tipo de trabajos, esencialmente técnicos, de temas muy variados: dimensionamiento, transporte, conservación, normativa… así como de seguridad vial y medio ambiente, asuntos que se fueron abriendo paso poco a poco y que consiguieron ocupar un lugar de excepción junto al resto”, sentenciaba.

Como todo en esta vida, el Consejo de Redacción de Carreteras fue cambiando a lo largo de los 15 años durante los que Gordillo estuvo al frente. Cambiaron las personas que lo formaban y las políticas de carreteras, variaron los temas de discusión y era otra la forma de trabajar y abordar los asuntos viarios. Sin embargo, la pasión por el debate editorial, razón de ser de este Consejo, siempre se ha mantenido en el tiempo, siendo motivo de intensa discusión entre sus miembros. “La redacción definitiva del editorial siempre ha creado controversia -relata Jaime Gordillo-. Se parte de un texto base, a menudo crítico, rozando muchas veces con lo político, que se discute ampliamente. Recuerdo numerosos casos de encendidos, aunque siempre educados, debates. Algo normal no obstante ya que en el Consejo tienen cabida representantes de todo el sector con sensibilidades muy diversas. Se buscaba siempre que el editorial resultante tuviera un apoyo unánime, y ello obligaba al consenso y a la consiguiente discusión previa”.

A veces, admite, también se trataba de modelar el sentido crítico inicial del texto. “Sí, tratábamos de suavizar aristas, pero uno de mis orgullos ha sido el de no haber cedido nunca a la tentación de retirar un texto por conflictivo que resultara, y haber conseguido siempre un editorial que contara con el apoyo unánime del Consejo. El mérito, por supuesto, no fue mío sino de sus miembros, de su gran flexibilidad y generosidad, de su enorme capacidad de acuerdo sin dejar a la vez de defender sus intereses y criterios propios”.

De ese balance de vivencias, de ese yin y yang surge una “experiencia inolvidable”. Muchos fueron los proyectos emprendidos, las ideas nuevas que se pusieron en marcha durante aquel tiempo, y muchos los retos. “Comenzamos a publicar números monográficos, con artículos de un mismo tema tratados desde enfoques diversos y por verdaderos especialistas. Estas ediciones tenían mayor proyección temporal y resultaban de gran interés para poder profundizar en el asunto en cuestión. Estoy igualmente satisfecho con la salida de números extraordinarios. Y cómo no, por la puesta en marcha del Minicomité de la revista y la mejora de la sección de noticias”.

JACOBO DÍAZ PINEDA

Jacobo Díaz Pineda dirige de la revista Carreteras desde que en 2006 fuera nombrado Director General de la AEC. Una responsabilidad está implícita en la otra.

Su implicación en la transformación gráfica de la publicación, que empezó a pergeñarse en la segunda mitad de la década de 2010, ha sido decisiva.

Otra de las grandes transformaciones de Carreteras bajo su batuta es la creación de la página web www.revistacarreteras.com, que recoge las ediciones digitales de periodicidad anual que se publican desde 2019, con un formato y características adaptados al espacio virtual en el que se ubican: hipervínculos, enlaces hipertextuales, inclusión de contenido multimedia, etc.

Pero el gran hito de la cabecera técnica de la Asociación en estos últimos años es, precisamente, la creación de esta Hemeroteca Digital, un proyecto que nació en 2020 y que, tras cuatro años de trabajo, ha visto la luz gracias al impulso decidió de Díez Pineda.

Jacobo Díaz Pineda, además, ha publicado diversos artículos en Carreteras, en su condición de experto en el campo de la seguridad vial.

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de formación, cuenta con un Máster en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias por la Universidad Politécnica de Madrid.

Cuenta con el Premio Fundación Francisco Corell en Seguridad Vial, área en la que es considerado uno de los más reputados especialistas del país.

A lo largo de su carrera profesional, ha desarrollado numerosos proyectos de carácter medioambiental, tecnológico y de seguridad vial, ha impartido cursos de formación de Auditores de Seguridad Vial en numerosas universidades de España y ha diseñado Planes Integrales de Seguridad Vial para distintas administraciones. Además, es autor de numerosos documentos técnicos y ha sido ponente en múltiples congresos nacionales e internacionales.

En la actualidad, ostenta, además, la Presidencia del Instituto Vial Ibero-Americano (IVIA) y la Secretaría de la Fundación de la Asociación Española de la Carretera (FAEC). También es miembro de la Junta Directiva de la Federación Europea de Carreteras (ERF).

JULIO GONZÁLEZ DE PEDROVIEJO

En sus sueños más felices se ve jugando al fútbol un deporte que practicó hasta cumplidos los 67, “y en campo grande”. A los conocidos, él mismo se encarga de recordar: “Fui bastante bueno, y no lo digo yo, llegué a entrenar con el equipo de primera división del Real Madrid”. A esta pasión, sin embargo, se interpuso muy pronto otra. La Ingeniería. Una profesión a la que ha dedicado toda su vida desde la empresa Probisa, y que le llevó a ser Presidente del Consejo de Redacción de la revista Carreteras desde 2007 hasta 2014.

Madrileño de Cuatro Caminos, cuando Julio González de Pedroviejo nació, se venía al mundo preferentemente en casa, en el dormitorio de los padres. Y en su casa de este barrio de la capital, adonde llegaba la primera línea de metro que se construyó en Madrid, comenzó su vida en el seno de una “familia sencilla”, según le gusta definirla. “Mi padre tenía negocios de cines. Entre sus muchos amigos figuraban los propietarios de un magnífico bar que estaba en la misma glorieta de Cuatro Caminos y que ahora es una hamburguesería. Se llamaba Metropolitano. Era una familia estupenda, y uno de sus hijos, Carlos Méndez, estudiaba Caminos cuando yo era aún un chavalillo”. Fue él quien sembró en un jovencísimo Julio la semilla de su vocación profesional.

Comenzó su etapa profesional como Perito de Obras Públicas, y después se matriculó en la Escuela de Caminos, donde, cinco años más tarde, en 1969, obtuvo su flamante título de ingeniero. Entre medias, encontró a la mujer de su vida, se casó y tuvo tres hijos. Otros dos nacerían posteriormente, una vez concluidos los estudios.

Desde aquellos tiempos de estudiante de Ingeniería hasta el momento de su nombramiento como Presidente del Consejo de Redacción de la revista Carreteras el 30 de enero de 2007, transcurrieron más de 40 años. Toda una vida de experiencias en el mundo carretero que volcar en las páginas de la publicación.

“Cuando supe que se me proponía para el puesto, lo primero que tuve fue un recuerdo para el que había sido siempre mi jefe en Probisa, y durante mucho tiempo también Presidente de la Asociación Española de la Carretera, Juan Antonio Fernández del Campo. Inmediatamente después pensé: no sé si estaré duficientemente preparado. No obstante, mi predecesor en el cargo, Jaime Gordillo, me aseguró: `no te preocupes, yo estoy seguro de que lo vas a bordar´, y con ese ánimo acepté”.

Fueron años de portadas muy llamativas. Series que rememoraban las revistas de los primeros momentos o plasmaban la carretera a través de las viñetas del humorista gráfico Malagón. Diseños, sin duda, que, por lo novedoso y original, despertaron el interés de los lectores. También hubo líneas muy aplaudidas como las dedicadas a nudos de carreteras y mapas históricos, para pasar después a un modelo de portada conceptual que se ha mantenido hasta hoy. En cuanto al contenido técnico, hubo varios hitos: monográficos como los consagrados a Mezclas Bituminosas o Carreteras y Sostenibilidad, el dedicado a la Caminería y Santo Domingo de la Calzada, y, ya en los últimos años, los de Auscultación, Conservación, Smart Mobility o Seguridad Vial en Latinoamérica, todas ediciones especiales con gran repercusión.

Los buenos resultados y las felicitaciones no se hicieron esperar, pero en todo ese tiempo, ¿hubo alguna decepción? “Bueno, ha habido alguna situación, no de enfrentamiento, pero sí de oposición de intereses que me ha inquietado. Eso es lo que más me ha preocupado cuando he estado en la revista, la posible discusión entre los partidarios de una técnica y los partidarios de otra, los intereses comerciales o políticos contrapuestos. Luego, siempre hay alguna persona que destaca en positivo, claro.”

Las cifras que rodean su etapa de Presidente hablan por sí solas: 2.378 días, 45 ediciones, 45 reuniones del Consejo, más otras 45 por lo menos del Minicomité.