De ayer a hoy , década a década

Más de medio centenar de tomos –cuidadosamente guardados por la Asociación Española de la Carretera- cobijan los cientos de números en papel de la revista Carreteras, esa que hoy, gracias a la tecnología, se puede consultar en esta hemeroteca digital.

Cerca de cien mil páginas que atesoran ideas, proyectos, ilusiones, carreteras añejas, carreteras nuevas, caminos, grandes vías, paisajes, vivencias, descubrimientos, sensaciones, esfuerzo, dificultades, empeños, desarrollos…

Viéndola así, en esta plataforma online, cuesta imaginar que esta revista nació en 1951. En todo este tiempo, ha relatado multitud de historias. Ha narrado éxitos y también fracasos. Y ha contado con la complicidad de un sector que viene prestando un apoyo sin bagajes e incondicional a la Asociación Española de la Carretera y a su cabecera técnica.

Todos ellos, organismos, instituciones, empresas…, y, por encima de todo, personas, han sido el elixir artífice de la juventud eterna de que goza Carreteras.

Sigamos el hilo de esta narración para conocer sus hitos más señalados, década a década.

Los años 50 fueron difíciles para España. El final de la guerra civil quedaba lejos, pero el país no conseguía remontar la situación de atraso y pobreza. Eran los días del gasógeno y las cartillas de racionamiento, con el telón de fondo de una dictadura que fiaba todas sus cartas en materia económica a una severa autarquía.

En este contexto nace la Asociación Española de la Carretera (AEC). Fue un 26 de abril de 1949. Y dos años después, en 1951, su publicación técnica, la revista Carreteras.

La década de los años 50 arranca con la presentación del Plan de Modernización de Carreteras, que constituye el primer intento serio de reconstruir la red viaria española.

Pese a carecer de los recursos económicos necesarios, este plan trata de enfrentarse a dos grandes problemas: el mal estado de los firmes, incapaces de soportar la circulación de vehículos de gran tonelaje, y la falta de adecuación de los trazados a la velocidad que ya podían alcanzar los coches de la época.

Además, el Plan propone la eliminación de pasos a nivel, la modificación de las curvas peligrosas y la construcción de variantes, a cuya ejecución dedicó un tercio de su presupuesto. Se eliminaron así muchas travesías por el interior de los pueblos. Sin embargo, no se cosechó el mismo éxito en cuanto a los firmes, que siguieron un proceso de deterioro que parecía imparable.

El Plan de Modernización de Carreteras fue posible gracias al acuerdo firmado entre Estados Unidos y España en 1953. El Tratado para la Ayuda Económica de Mutua Defensa permitió a nuestro país recibir ayudas económicas a cambio del establecimiento en territorio nacional de bases militares adscritas a la OTAN. Como colofón a todo ello, en 1955 España era admitida como miembro de la ONU.

Estos estímulos económicos y la entrada en la comunidad internacional permitieron a España dinamizar su castigada economía. Pese a que los cambios y mejoras en la red viaria fueron tímidos y lentos, en esta década el parque de vehículos comienza a crecer. Y lo hace de tal forma que la carretera llega a superar por vez primera en cuanto a transporte de viajeros y mercancías al ferrocarril, el modo dominante hasta la fecha en nuestro país.

Ésta es la España que se encuentra la revista Carreteras cuando sale a la calle su primer número, en octubre de 1951. Se trataba de una publicación mensual que permitía a los principales actores del sector viario español acceder a la información más actualizada y útil sobre esta materia, además de compartir experiencias y conocimientos en el espacio común que les ofrecían las páginas de la publicación.

Carreteras se estrena en el panorama editorial español con un formato sobrio y manejable al mismo tiempo. Gracias a una portada en cuatricromía, la revista de la AEC aporta un necesario y bienvenido toque de color en medio de las grises y sencillas maquetaciones de la época.

En sus páginas, la revista ofrece información de naturaleza muy diversa, con abundantes viñetas y relatos que remarcan el lado más lírico y bucólico de las infraestructuras viarias, presentándolas como herederas de los viejos caminos que nos ponen en contacto con los pueblos españoles más recónditos y los paisajes más singulares. Todo ello acompañado de ilustraciones y acuarelas con influencias pictóricas.

En los años 50, los contenidos técnicos no son mayoritarios en Carreteras. Es más abundante la información relativa a la actualidad de la AEC. A ello hay que añadir las informaciones sobre la Federación Internacional de Carreteras (International Road Federation, IRF) y los aspectos más originales y llamativos de la actualidad de los países más dinámicos en materia viaria, con Estados Unidos, Alemania, Francia y Gran Bretaña a la cabeza.

Pese a las ayudas internacionales recibidas durante la década anterior, al comienzo de los años 60 la situación de España sigue siendo muy precaria. El Gobierno decide en 1959 iniciar un proceso de liberalización de la economía que deje atrás de forma definitiva los años de autarquía y privaciones. Para ello, se pone marcha entre 1959 y 1961 el Plan de Estabilización Económica, con la asesoría y ayuda financiera de EEUU y la Organización Europea de Cooperación Económica (OCDE).

En este tiempo, fue posible modernizar una red de carreteras que no había despegado lo suficiente con los planes de mejora presentados en los años 50. Basado en criterios modernos y estudios previos solventes, el Plan General de Carreteras desarrollado durante esta década contribuyó a poner al día unas vías que acumulaban años de atraso y dio entrada, por primera vez, a las autopistas de peaje.

En lo que atañe a la AEC y su revista técnica, el hecho más relevante en la década de los 60 es la celebración en Madrid en 1962 del IV Congreso Mundial de la IRF. Con ello, la institución viaria más importante de la escena internacional hacía un significativo gesto al sector nacional.

Al año siguiente, en 1963, la AEC organiza su primera Semana de la Carretera, que acabaría convirtiéndose en uno de los congresos estrella de la AEC.

Carreteras mantuvo durante los años 60 su espíritu sobrio. Sin embargo, a medida que la década avanzaba, el color fue ganando cada vez más espacio, especialmente en el caso de las publicidades. En las portadas también se comienza a apreciar un cambio estilístico hacia imágenes más conceptuales y menos naturalistas que las de la década anterior. Sigue siendo patente el gusto por la inspiración pictórica, pero dejándose influir por la abstracción colorista propia de los 60.

En páginas interiores, Carreteras mantiene una estructura muy similar a la de la década anterior. Los artículos sobre técnicas constructivas y tráfico son cada vez más abundantes. De esta forma, la revista de la AEC se suma al intenso debate que vive durante estos años el sector viario español, con importantes proyectos en marcha.

La década de los años 70 se inicia con “viento de cola”. El florecimiento económico vivido en la década anterior favorece el desarrollo de ambiciosos planes de carreteras. En 1970 se presenta el Plan de Accesos a Galicia, diseñado para modernizar las conexiones viarias gallegas con el resto del país. El reto es mayúsculo, ya que la complicada orografía dificulta el trabajo de los técnicos a la hora de diseñar infraestructuras adecuadas y competitivas desde un punto de vista económico.

Entre 1972 y 1973 se procede también a la finalización de las obras incluidas en el Plan Redia, presentado a mediados de la década anterior. El Gobierno anuncia al mismo tiempo la continuación de este tipo de obras de mejora en más kilómetros de carreteras con altas tasas de tráfico. Y mientras tanto, la actividad en materia de licitación y construcción de vías de peaje es imparable.

Sin embargo, en 1973 la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) toma una decisión que tendrá graves consecuencias en las economías de los estados que apoyan a Israel en la guerra del Yom Kippur contra Egipto y Siria. La OPEP decide retirar sus exportaciones de petróleo a dichos países, provocando una crisis mundial de grandes proporciones. España no puede escapar a todo ello y es incapaz de detener el frenazo brusco de su economía. El sector viario sufre especialmente las consecuencias de esta crisis mundial.

En este contexto de enorme inestabilidad, el 20 de noviembre de 1975 muere Franco, lo que añade más incertidumbre a la situación general del país. Los gobiernos posteriores a 1975 tienen muchos problemas para remontar la situación económica y las carreteras siguen en caída libre. En estos años los carburantes llegan a septuplicar sus precios. Las inversiones públicas en carreteras se paralizan de forma abrupta y el sector privado es incapaz de mantener el ritmo de la construcción de vías de peaje.

La revista Carreteras comienza los años 70 con un formato diferente, caracterizado por un aspecto más vertical y con estilo de maquetación y tipografía que se va adaptando poco a poco a los nuevos tiempos. La apariencia de la publicación es ahora más moderna y colorista. Además, su papel gana en consistencia, lo que le otorga mayor empaque. A ello también contribuye en gran medida la variedad de portadas a todo color con fotografías que realzan la espectacularidad de las carreteras más emblemáticas de aquellos años. La modernización de la red viaria española es cada vez más notoria y la revista Carreteras lo destaca en su primera plana.

En cuanto a contenidos, todo lo relacionado con las tecnologías constructivas más avanzadas y la financiación de carreteras predomina en las páginas de Carreteras durante estos años. A medida que avanza la década, las cuestiones económicas irán ganando la partida merced a la complicada situación del país.

Pero en 1975, siguiendo la moda de los semanarios de información general que tanto éxito cosecharon en los setenta, la Asociación Española de la Carretera decide convertir su tradicional cabecera en una publicación apta para todos los públicos, con un formato a todo color que se aleja del perfil técnico e institucional de la versión tradicional.

La nueva Carreteras se publicaría entre 1975 y 1979, recogiendo en sus páginas reportajes de actualidad, las novedades del motor del momento, entrevistas con personajes populares del mundo del espectáculo y muchos otros asuntos, siempre con un enfoque desenfadado y popular.

En todo este tiempo, la AEC mantuvo también su tradicional cabecera técnica, que pasó a llamarse Carreteras y Autopistas, redoblando esfuerzos en su dimensión científica que la llevaron a convertirse en una obra de consulta indispensable para los profesionales del sector gracias a la gran calidad de sus contenidos. Carreteras y Autopistas se publicó entre 1975 y 1982. A mediados de este último año, la revista de la AEC retomaría su tradicional nombre de Carreteras para ahondar cada vez más en su faceta técnica.

Tras la convulsa década de los años setenta, los ochenta suponen para España la entrada en una época de estabilización y salida de la crisis. El proceso tendrá lugar de una forma progresiva y culminará en 1986 con la entrada de nuestro país en la Comunidad Económica Europea (CEE).

En materia de carreteras, a comienzos de la década la situación era delicada debido a que la segunda mitad de los años setenta fue muy restrictiva de cara a la inversión en nuevas infraestructuras. Sin embargo, en 1984 el Plan de Carreteras del Ministerio de Obras Públicas anuncia importantes proyectos viarios. Serán años en los que la transferencia de las competencias viarias a las comunidades autónomas y otros organismos provinciales y locales se revelará como un hito fundamental para comprender las particularidades de nuestro sistema viario.

Qué duda cabe que el traspaso de competencias en materia de carreteras permitió a la Administración Central del Estado acometer su programa de modernización con mayor holgura, al tiempo que Comunidades Autónomas, Diputaciones Provinciales y Entes Territoriales llevaban a cabo un proceso de interiorización competencial que derivaría algunos años después en un modelo de gestión de carreteras decisivo para las comunicaciones interregionales y el desarrollo de cada territorio.

En 1981 se anuncian unas inversiones de 195.000 millones de pesetas para un período de tres años, un cambio de tendencia que se confirma en 1986 con la aprobación del I Plan General de Carreteras, con horizonte 1991, que sitúa las autovías como piedra angular de la modernización de las carreteras. Las inversiones finales alcanzaron la cifra de unos 2,5 billones de pesetas.

La revista de la AEC encuentra en estos años abundante material informativo y técnico. Carreteras retorna al formato más pequeño de los años cincuenta y sesenta, pero añadiendo un papel de mayor calidad por textura y gramaje. A todo ello se suma el color, cada vez más presente en las páginas de la revista durante los años ochenta.

En cuanto a los contenidos, la revista Carreteras consolida la senda puramente técnica, dirigida en exclusiva a los profesionales del sector, eso sí, manteniendo secciones informativas sobre la actualidad de la AEC y del ámbito viario del momento. Los artículos sobre tecnología adquieren protagonismo y desgranan con detalle aspectos de todo lo relacionado con firmes, técnicas de construcción, financiación y gestión de tráfico. En este sentido, llama la atención el peso que comienzan a ganar las nuevas herramientas de gestión del tráfico en esta década. Precisamente es en estos años cuando comienza a implantarse tímidamente en las carreteras españolas los primeros sistemas inteligentes de transporte.

Por su parte, las portadas continúan ofreciendo grandes instantáneas de las principales obras de carreteras que se están acometiendo, sin dejar a un lado las novedosas imágenes de computadoras y otros dispositivos electrónicos que empiezan a ser legión en el día a día de los profesionales del sector viario. Y todo ello acompañado por un cambio de estilo: el fondo de la cubierta pasa a ser negro por primera vez desde su salida a la calle en 1951.

En la década de los noventa toda la actividad en carreteras gira en torno a la finalización del I Plan General, que no se daría por concluido hasta 1994.

Será a partir de este año cuando comiencen a detectarse importantes baches de inversión como consecuencia de los fuertes ajustes económicos impuestos a nivel europeo tras la firma del Tratado de Maastricht en 1992. Se trata de un paso crucial en el proceso de integración europeo, que trasciende por primera vez el plano económico, mostrando una clara vocación política. De hecho, este Tratado representa la creación de la actual Unión Europea y pone los cimientos para el establecimiento de la moneda única, el euro.

La nueva perspectiva de la política europea común exigía grandes sacrificios macroeconómicos a sus miembros y España no es una excepción. La economía acusó española acusó el golpe, máxime después del gran esfuerzo inversor realizado durante los años anteriores en múltiples capítulos, como o los grandes eventos internacionales celebrados en 1992, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla.

En este contexto, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes presentó en 1993 el Plan Director de Infraestructuras (1993-2007), dotado con un presupuesto de 5,4 billones de pesetas, una cifra modesta tomando en consideración las expectativas del programa.

Tras el cambio de Gobierno producido en 1996, el rebautizado Ministerio de Fomento trazó nuevos rumbos en la política de infraestructuras, introduciendo novedades como el sistema de peaje en sombra para la construcción de nuevas autovías. Serán los años también de la presentación de ambiciosos planes ferroviarios de alta velocidad, muchos de los cuales a día de hoy continúan en fase de ejecución.

Todo ello tomará cuerpo en 1993 con la celebración del XII Congreso Mundial de Carreteras de la Federación Internacional de Carreteras (IRF) en Madrid. La IRF regresaba tres décadas después a la capital de España para celebrar su encuentro más importante. El sector nacional recibía aquí el reconocimiento al esfuerzo realizado por parte de la comunidad varia mundial.

El papel de la AEC en este evento fue fundamental de cara a su organización y coordinación. Con ello consiguió apuntalar aún más su imagen de foro de carreteras capaz de acometer proyectos de envergadura. Con más de 2.500 asistentes procedentes de todos los rincones del planeta, la Asociación consiguió reunir en Madrid a lo más granado del sector viario internacional.

La revista Carreteras adaptaba su maquetación a los nuevos tiempos, con un estilo más limpio y moderno, provisto de portadas llamativas y originales.

Y todo ello incrementado notablemente la cantidad de artículos técnicos con respecto a la década anterior. En cuanto a la calidad de los mismos, Carreteras ya era por aquel entonces un espacio técnico de primer nivel, con trabajos de las firmas técnicas más acreditadas del país y fuera de él.

Desde el punto de vista de la posición institucional de la Asociación Española de la Carretera frente a las distintas cuestiones que copan la actualidad viaria, los años 90 representan la consolidación del formato de “Editorial” como texto en el que se ofrece la opinión de la AEC tanto respecto de cuestiones técnicas como en cuanto a actuaciones políticas que afectan al ámbito de la carretera.

Los “Editoriales” se convierten así en un canal de posicionamiento que, además, cuenta con el aval y refrendo del Consejo de Redacción de la revista, cuyos miembros desempeñan un notable papel en el debate y consenso del contenido de estos textos, los cuales se publican sin firma.

“Impactos ambientales de las carreteras”, “Carretera y ciudad, inseparables”, “Ingresos para obras públicas”, “Convergencia, carreteras y deudas”, “Proceso de normalización europeo”, “Movilidad sostenible”, “La incertidumbre presupuestaria”, “La conservación y el usuario”, “Por la calidad hacia la competitividad”, “Los costes externos del transporte”, “La vulnerabilidad de las carreteras”, “El precio de las obras”, “La gratuidad” o “Al servicio, ¿de quién?” son algunos de los títulos que encabezaron los textos editoriales en la década de los 90.

Tras una segunda mitad de los años noventa marcada por el cumplimiento de unos duros criterios económicos que garantizaran la entrada de España en el euro, la nueva década anuncia que los tiempos difíciles persistirán, si bien ya comienza a vislumbrarse una salida de la crisis.

El año 2000 arranca con la formación de un gobierno que pilotará, en 2002, la transición definitiva de la peseta al euro. Es frecuente que los momentos de estabilidad política y socioeconómica sean sinónimo de buenas noticias para el sector de las infraestructuras en general y las carreteras en particular.

En esta línea, el Gobierno presenta en 2000 su Plan de Infraestructuras de Transporte, con un horizonte que fija la vista en 2007. Si bien los planes de infraestructuras anteriores otorgaban mucho protagonismo a las carreteras, el programa del nuevo Gobierno realiza un cambio de rumbo y convierte al ferrocarril de alta velocidad en la verdadera estrella de las obras públicas. Y lo hace siguiendo el espíritu del Libro Blanco de los Transportes, presentado por la Comisión Europea a comienzos de la década con el objetivo de relanzar el transporte ferroviario en todos los frentes (alta velocidad, transporte de viajeros y mercancías, etc.).

En 1996, España apenas llegaba a 470 kilómetros de líneas de alta velocidad. Los planes del Gobierno expuestos en el PIT anunciaban 7.700 kilómetros.

En esta década, las carreteras recorren una senda con altos y bajos. En un principio, la recuperación de la economía favoreció enormemente la actividad de la obra pública. Las inversiones se centraron en conectar todas las capitales de provincia con la red de vías de gran capacidad, así como acometer nuevas vías transversales de gran recorrido para configurar un mallado de carreteras no tan dependiente del esquema radial.

En este sentido, la mayor parte del esfuerzo en inversiones viarias se destinaba a la construcción de nuevas autovías y autopistas, quedando a un lado las tareas de conservación y la adecuación de la red convencional. Esta situación provocó un deterioro prematuro de la red viaria, como constató la AEC en su primer estudio sobre las necesidades de conservación de las carreteras españolas.

Para paliar esta situación, en 2005 se presentó el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT). Uno de sus rasgos fundamentales fue incrementar las inversiones en conservación y mantenimiento de carreteras, acercando la cuantía total al objetivo más conveniente en este sentido, el 2% del valor patrimonial de la red.

Pero, en 2008, estalla una nueva crisis que deja nuestra economía con unas cifras desoladoras en materia de desempleo, déficit, endeudamiento, etc.

El origen de este nuevo conflicto fue la burbuja inmobiliaria que, desde el año 1985 y hasta finales de 2007, creó una corriente especulativa en el mercado de bienes inmuebles.

La subida sostenida de los precios de dichos bienes en porcentajes superiores al 10% anual vino seguida de una brusca caída de la demanda, y la burbuja termina por estallar haciendo saltar por los aires el modelo empresarial y financiero en el que se basaba.

La situación es tan negativa que acaba vaciando de contenido el ambicioso PEIT.

La revista Carreteras ha sido testigo en estos años del arranque prometedor del sector viario a comienzos de la década, pero también de su declive y ralentización desde 2008. Con un espíritu continuista con respecto a los años 90, Carreteras comenzó la nueva centuria con un formato similar y sin apenas cambios en cuanto a tipografías y maquetación. Los contenidos técnicos e informativos de calidad han sido la prioridad de la publicación en estos últimos años, por lo que no es casualidad que el prestigio académico y técnico de Carreteras se haya visto reforzado de forma notable.

El carácter emprendedor y el espíritu innovador de los que la revista de la AEC ha hecho gala durante toda su trayectoria se han plasmado durante los años 2000 en sus portadas, a través de cuyos diseños y temática se ha buscado sorprender, interesar y llamar la atención de los lectores: espectaculares planos de obras viarias, estratos geológicos de desmontes, trazos manuscritos de los más prestigiosos proyectistas, referencias históricas, incluso viñetas han dado vida a la primera plana de Carreteras en este tiempo.

Al principio de esta década hay en España siete coches por cada 10 habitantes. El parque automovilístico, según la Dirección General de Tráfico, supera los 30 millones de unidades, y esto tiene consecuencias inmediatas en el uso y deterioro de nuestras infraestructuras viarias.

Para hacer frente a esos deterioros habría que incrementar las partidas presupuestarias, cosa que no ocurre por varias razones.

La crisis financiera iniciada dos años antes lastra la economía nacional e internacional.

La carretera, como no puede ser de otra manera, tampoco escapa al desastre económico. “La crisis también viaja por carretera”, se podía leer en la revista. Al menos así se desprendía de los Presupuestos Generales del Estado aprobados para 2010, en los que la inversión en infraestructuras viarias no sólo no se incrementa sino que desciende.

Al aumento del parque vehicular se le suma la disminución de la inversión, y la consecuencia directa es el deterioro de las carreteras construidas a causa de un mantenimiento insuficiente.

Y mientras que la falta de conservación sigue siendo un tema fundamental en el devenir de la revista, otros asuntos surgen con fuerza: el problema ambiental y las nuevas tecnologías.

Ambos comienzan a cobrar importancia en la agenda de la Asociación Española de la Carretera y, por ende, en su cabecera técnica.

Diseño y contenido se mezclan en las nuevas series de portadas. Así, 2011 se desmarca con una apuesta gráfica atrevida y vanguardista que tiene por objeto poner en valor los aspectos más sociales del fenómeno viario.

El año 2012 continúa con un diseño conceptual acorde con los aspectos tecnológicos del sector de la carretera que se quieren destacar. El título de la serie, “Una industria de futuro”, refleja esa orientación.

A partir de ese año, las portadas abandonan las series temáticas anuales. Cada número tendrá su personalidad propia. En cuanto a temática y contenido, aparecen nuevos conceptos como la carretera inteligente y el vehículo autónomo, y otros ya recurrentes: protección ambiental, nuevas tecnologías, investigación, la carretera como servicio al ciudadano y, por supuesto, seguridad vial.

Cuando los efectos de la crisis anterior parecían diluirse y la economía recuperaba su ritmo, en 2020 sobreviene una nueva fuente de inestabilidad económica y social. Una crisis de características y consecuencias inéditas para España y los países desarrollados: la pandemia sanitaria provocada por el Covid-19.

Con ella, el mundo, literalmente, se paraliza. La Asociación, que apoyándose en la tecnología continúa su trabajo, aprovecha la ocasión para poner en valor la carretera, un servicio imprescindible siempre, pero que en situaciones extremas, como la que se vive en ese momento, cobra una importancia inusitada.

Y no solo por ser la base de la logística que permitió a la población abastecerse mientras se cumplía el confinamiento. Además, la AEC puso a la carretera como parte de la solución a esa crisis económica que el Covid estaba dibujando en el panorama nacional. Su Plan de Carreteras Seguras, Verdes y Conectadas, presentado a la opinión pública en junio de 2020, propone una inversión total de algo más de 32.000 millones de euros para generar más de un millón de nuevos puestos de trabajo, directos e indirectos, para los perfiles más vulnerables del momento (oficiales, peones y trabajadores con poca formación).

Pandemia sanitaria aparte, la Asociación Española de la Carretera, en los comienzos de la década, trabaja para superar el concepto carretera para alcanzar el más global de movilidad.

Digitalización, transición ecológica, conectividad, automatización, sostenibilidad, ciberseguridad… Todas estas nociones confluyen en las carreteras, planteando una realidad destinada a transformar la movilidad de viajeros y mercancías. Una nueva movilidad en la que la conectividad desempeñará un papel fundamental para la consecución de los objetivos de sostenibilidad y seguridad, así como para la generación de nuevos servicios.

En lo que va de década, la revista Carreteras ha hechos suyos estos conceptos, incorporando artículos que desarrollan y promueven esta nueva movilidad.

En cuanto al diseño de la publicación, ya no solo destacan las portadas, cada vez más originales en planteamiento y color, sino también el interior, que experimenta un cambio radical. Los artículos acogen fotos de gran tamaño y elementos gráficos que aportan frescura y amenizan la lectura.